Viejas técnicas espía que se mantienen vivas

El espionaje sigue vivo en pleno siglo XXI. Expertos estiman que tan sólo en los Estados Unidos de América existen alrededor de 100.000 agentes extranjeros trabajando para otras naciones y espiando al país norteamericano. El ex supervisor de contrainteligencia de la Agencia de Inteligencia de la Defensa, Chris Simmons, ha declarado que la cifra dada por los estudiosos es bastante aproximada. Los días de Guerra Fría no quedan tan atrás, y dos décadas después del final de la misma, todavía se usan algunas técnicas espía de aquella época, según informa la CNN.

Agentes encubiertos NOC

Los agentes conocidos como NOC son aquellos individuos encubiertos que simulan una vida aparentemente normal y engañan a todos sus conocidos mientras realizan operaciones de alto secreto. Poseen un nombre falso que encubre su verdadera identidad y fingen ser trabajadores de diferentes sectores que les permitan recabar información que filtrar a sus gobiernos. Es el caso de Evgeny Buryakov, de 41 años, un empleado de una oficina de Nueva York de un banco ruso. Buryakov recaudó datos de las calles de la Gran Manzana, intercambiando mensajes con otros NOCs de forma clandestina para después enviarla a la SVR, la agencia de inteligencia extranjera de Rusia. La diferencia con un espía al uso estriba en que los NOCs no tienen inmunidad diplomática en el caso de que sean descubiertos. Este tipo de agentes utiliza también técnicas de espionaje de manera discreta para la consecución de las misiones que podrían considerarse obsoletas pero que continúan en activo.

Vigilancia encubierta: la vieja escuela

Sin duda las mejores técnicas de espionaje son las más sencillas, las más discretas y las que llevan años usándose y siendo perfeccionadas. Es el caso de la vigilancia encubierta, una técnica que consiste en hacer un seguimiento de un objetivo sin su conocimiento. Uno de los episodios de vigilancia encubierta más famosos fue el operativo del FBI para capturar al prófugo John Dillinger, un conocido gánster de los años 40. Los agentes fueron tras una pista acerca de los movimientos de Dillinger que informaba de que el delincuente acudiría a uno de los dos cines del centro de la ciudad de Chicago. El gángster se percató del plan en el mismo momento de su consecución y fue disparado tras intentar huir y declarado muerto antes de llegar al hospital.

Carter y la Ley de Vigilancia

El presidente de Estados Unidos Jimmy Carter firmó en 1978 la Ley de Vigilancia de Inteligencia en el Extranjero (FISA), gracias a la que los espías estadounidenses buscarían de manera legal en las casas de la gente del bando opuesto, así como se les permitía colocar dispositivos de espionaje. Si el trabajo se realizaba de manera óptima, los dueños de los hogares espiados no se darían cuenta de que los agentes habían estado allí. Esta técnica incluye hacer fotografías que ayuden a colocar cada objetos donde estaba para no levantar sospechas sobre la presencia de extraños, y usar polvo falso para evitar dejar rastro. La FISA ayudó en el proceso contra Gabriel Megahey y Eamon Meehan, ambos miembros del Ejército Republicano Irlandés que realizaban labores de contrabando para Irlanda del Norte.

Información: Criptografía y Buzón Muerto

Estas dos últimas técnicas vivas en pleno siglo XXI fueron ideadas décadas atrás: el uso de la criptografía para los mensajes y el llamado Buzón Muerto para almacenar información. La criptografía encripta y descifra mensajes en un código secreto solamente conocido por los interlocutores de la información. El más notorio ejemplo de encriptación de mensajes se dio durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el bando nazi utilizó la famosa máquina Enigma para ocultar información al bloque opuesto. La última técnica de espionaje de la vieja escuela que actualmente sigue en activo es la llamada Buzón Muerto. Ésta se usa para pasar información y paquetes de forma secreta a la vez que se evita estar en el mismo lugar al mismo tiempo. Lo hemos visto muchas veces en películas de espías, donde se requería que depositara un sobre con datos relevantes en una papelera, o escondiese un paquete en una caja fuerte de una estación de autobuses, por ejemplo.

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